sábado, 24 de octubre de 2015

LA CUARTA MADRE

¿Cuántas madres puede tener una persona? ¿Cuántas mujeres puede uno considerar que han sido su madre?

Está claro que madre biológica sólo una, hasta aquí todo normal. Pero la realidad normalmente es más grande y asombrosa si uno se para a pensarlo.

Mi hijo Gerard ha tenido cuatro (alguna más, pero cuatro son las que han marcado su primera infancia) y en este punto comienza una explicación necesaria...

Yo soy su madre biológica, por supuesto. Es un hijo pensado y madurado, deseado por mi marido y por mí, no digamos ya por su hermana que siempre pensó que se quedaría sola.

Tenía 38 años cuando nació y llenó nuestras vidas de amor, de color, de olor a nuevo, ese olor especial que desprenden los bebés durante sus primeros meses de vida.

Sin embargo mi otra vida, la de madre trabajadora llamaba a la puerta poco, muy poco tiempo después de nacido y aquí es donde entran en escena las otras madres.

La segunda madre, sin duda, ha sido su hermana. Ha cuidado de él en multitud de ocasiones, le ha ayudado a crecer, ha jugado, ha estudiado, lo ha llevado a todas partes y ha crecido con él, aunque también lo ha sufrido...  como una madre.

La tercera madre ha sido mi madre, o sea su abuela que lo ha criado todos los días y todas las horas que estando yo trabajando no podía ocuparme de Gerard, y han sido muchas os lo aseguro.

Y luego están las otras madres...

En el caso de Gerard que tuvo que ir a la Guardería desde los cuatro meses os podéis imaginar la cantidad de ellas que han pasado a su alrededor....

Sin embargo debo decir que hubo una persona que le marcó también mucho, muchísimo y no es otra que su profesora de preescolar, Elvira.

Ella fue una de las primeras personas que le dio tiempo para crecer con su propio impass, aprender las cosas cuándo su propio ritmo le íba marcando, sin agobios, poco a poco.

Recuerdo muy especialmente el problema con las vocales, Gerard no conseguía ordenarlas debidamente e incluso las repetía sin conseguir coordinarlas cuando el resto de sus compañeros lo hacía perfectamente y todo ello a pesar de que él era el mayor de la clase.

Nos preocupaba, la verdad, pero Elvira nos dijo que no debíamos ver en ello un problema, que cada niño es diferente y que había que dejarle su espacio y su tiempo. Un buen día sin venir a cuento de nada ordenó correctamente las vocales y hasta hoy. 

Entonces, vamos a colocar cada cosa en su sitio. 

La madre es esa persona que se ocupa de alimentar al hijo, vestirlo y calzarlo, bañarlo y cuidar de su salud, guiarle y enseñarle, estar a su lado cuando aprende a comer, a andar...

Así pues, estará todo el mundo de acuerdo en que todas las personas que he citado somos madres un poco cada una, de Gerard y todas hemos aportado algo en su vida.

De la aportación de su hermana y su abuela no puedo sino estar orgullosa de su entrega y disposición, del cariño y responsabilidad que han tenido con él. 

Esto pretende ser un homenaje a todas esas otras "madres" no biológicas pero tan entregadas en su profesión de educadoras que bien se merecen el título, y si tenemos en cuenta la cantidad de horas que cada una de las madres dedicamos a nuestros hijos va a empezar a ser difícil determinar quien merecería más el título, no creéis?

Tan importante es parir un hijo como acompañarlo en su vida, como educarlo, como enseñarle las maravillas del mundo en que vivimos o los desastres naturales si nos place, enseñarle a leer y descubrir los miles de mundos y situaciones que encontrarán dentro de su imaginación, lo que se esconde en la punta de un lápiz de color guiado por una mano infante o vigilar que no se haga daño en el patio del colegio igual que haríamos en el parque ¿no?

In Memoriam, Elvira.

domingo, 18 de octubre de 2015

AMPLIANDO HORIZONTES.... PERSONALES

A estas alturas de la película me doy cuenta de que siempre hablo en primera persona, es decir, yo, y que eso supone una buena dosis de egocentrismo pero es que es lo que más conozco o no.

En fin que creía que ya no iba a cambiar y estaba equivocada.

He dedicado toda mi vida adulta a mi familia, primero con mi marido aprendiendo a vivir y después con mis hijos hasta que han sido mayores y parece que este año he decidido que ya es hora de un poco para mí.

Lo que más me asombra es que tanto mis hijos como mi marido me animan a que siga, que no pasa nada, que haga lo que me gusta y que no siempre tengo que contar con ellos para hacerlo.

Yo (otra vez yo) pensaba que no tocaba, que no podía, que no estaba bien etc.. tooooodo excusas.

En fecha anteriores ya comenté la semana de vacaciones con mis padres en el pueblo mientras mi marido quedó aquí en casa porque ya estaba trabajando, el viaje a Valladolid con mi hijo, la soltura que he adquirido en el manejo del coche, en fin que fue toda  una experiencia.

Bien pues a la vuelta he retomado la amistad con unas chicas (de mi edad, pues eso, chicas, jajajaja) que había dejado de lado desde Semana Santa entre otras cosas porque mentalmente no andaba yo muy equilibrada.

Ahora me siento fuerte, me encantó el recibimiento que me dispensaron y me di cuenta de que las había echado de menos. Somos el grupo de las Fridies (porque nos juntamos el viernes) y pasamos un par de horas tomando una cerveza o una copa de vino y unas patatas bravas y hablando de nuestras cosas, de nuestros hijos, del trabajo o de la situación personal de cada una que abarca a padres, hermanos y demás familia o de la noticia de la semana... en fin que variedad de tema si que hay.

Tenemos en el grupo algunas deportistas que no dejan pasar día sin hacer sus recorridos por los caminos de Corbera ya sea caminando o corriendo, las que se apuntan a cada carrera que se prepare, la que va a zumba y las que somos sedentarias y no hay quien nos levante el culo de la silla. Somos un grupo heterogéneo y muy bien avenido y estoy encantada de pertenecer a él.

Hace un par de semanas Concha me dijo que se había apuntado a un grupo que hacía salidas al teatro de Sant Andreu de la Barca y que comprando las entradas en grupo salía más económico, así que sin pensármelo dos veces le dije que yo también me apuntaba sin saber muy bien qué íbamos a ver. Hace 5 años que inauguraron el teatro y aún no había encontrado el momento de ir y eso que lo tengo a 5 minutos de casa. Vergonzoso teniendo en cuenta lo que me gusta culturizarme, pero ya está solucionado.

El sábado por la noche fuimos a ver "The Funamviolistas" un espectáculo de música, de arte, en el que se combinan escenas de humor, de tristeza y alegria, el mimo en otra dimensión, la amistad y la desesperanza de tener un destino incierto. Todo ello rodeado en todo momento por la música y alguna canción, solas las tres protagonistas con sus instrumentos en el escenario prácticamente desnudo. Solas con su música que todo lo llenaba y vestía, con un juego de luces que dejaba en sombras todo el escenario o una penumbra y la música.... que se metía por los poros y los oídos y que casi podías sentir en las yemas de los dedos y expandiéndose por los pulmones llenos de aire contenido.

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Disfruté muchísimo del espectáculo, de la libertad de una misma. Acostumbrada como estaba a llevar siempre al lado a los hijos, hacer algo por una misma mirando sólo por una misma, es .... LIBERADOR.

Todo tiene su tiempo y ahora que los hijos son mayores vuelvo a tener un poco de espacio para mí y me gusta. Además tengo un compañero de viaje que como yo a aprendido a tener su propio espacio sin interferir ni obligar, cada uno su espacio y que hoy por hoy me anima a hacer esas cosas, pequeñas o grandes cosas que hasta ahora no hacía. 

Ya tengo programada próxima salida, será con el mismo grupo de teatro, al mismo teatro, pero en esta ocasión para ver "Madame Butterfly" dentro de mes y medio aproximadamente, que tampoco me voy a volver loca y a salir cada día. 


Dicen que "lo bueno si breve, dos veces bueno", así que la nueva condición de salir, es salir pero en su justa medida, para disfrutarlo más el día que se sale. 

¡Ahhh pero no ha sido ésta la única salida de la semana! Ha sido casualidad, y así como el teatro podría haberlo obviado, ésta salida NO. 

Mis primos Isabel y Joan han presentado un nuevo libro y yo no podía perdérmelo. No había ído nunca a ninguna presentación de ellos ni de otros y la verdad es que además de "fer costat" (estar a su lado en el momento) tenía también curiosidad por ver cómo se desarrollan estos eventos.

Pues...fue emocionante, ver como explicaba en este caso Joan que está más práctico en la exposición verbal ayudado con unas diapositivas, los diferentes capítulos del libro y lo que podemos esperar y encontrar en el mismo. El dominio que tiene del tema... podría haber explicado todo sin ayuda de nadie porque todo lo tiene interiorizado, experimentado, buscado y plasmado en las páginas, en las fotografías, en los dibujos. 

Me enorgullece tener en mi familia a estas dos personas tan inteligentes, tan dispuestas al trabajo y al estudio ya sea entre libros o en el trabajo de campo.

Se me olvidó decir que son Biólogos ambos y que sus libros versan sobre temas naturales, animales, costumbres, hábitats etc... y por tanto cada uno de los libros que llevan editados son como hijos, fagocitados y vomitados para compartirlos con todos nosotros.

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En fin, una semana intensa y aunque parezca extraño, todo en casa fluye magníficamente. 

lunes, 5 de octubre de 2015

DE PERSONAS Y ANIMALES

Yo reflexiono, mucho, muchas veces, soy de pensamiento lento. Hablo conmigo misma aunque no siempre me entienda, y los temas pueden ser de lo más variados; un día de caracoles, otro del tiempo o de una persona, o de un libro o de los pensamientos de unos y otros o de las oportunidades perdidas... no hay límite y tan sólo depende del momento en que me encuentre.

Mi cabeza siempre está activa aunque parezca que me encuentro in albis. 

No paran mis pensamientos de dar vueltas y más vueltas, así quisiera yo que fueran mis piernas, que tuvieran tantas ganas de no parar en lugar de ser dos extensiones siempre cansadas y con ganas de silla.

Aún a veces cuando algo llamó mi atención y discurre mi mente por ello, de repente.... zasssss me salpica aquella palabra, el nombre de ese personajillo televisivo o el del locutor de radio que hizo aquél comentario o el deportista que ganó tal o cual campeonato. Es decir que mi cabeza es capaz de andar conscientemente pensando algo y por la trastienda se cuelan otros pensamientos a la par que por los ojos entran paisajes y miradas, por los oídos ruidos y sonidos, por el olfato... por el tacto... cuan complicada en la mente humana, no creéis??

Sin embargo, a veces, algo me impresiona tanto como para compartirlo, como es el caso de hoy.

Estoy, estamos, hartos todos de violencia, superficialidad, egoismo, imágenes de la calle o de los medios o de los vecinos si nos ponemos a ello que nos hieren a diario y no por más o menos dolorosas el impacto es mayor o menor, más bien creo que todo a muchos nos empieza a resbalar y miramos para otro lado por eso, por hartazgo puro y duro. 

Es tanto lo que se ve y se oye, y a veces tan cercano que acabas por no darle la importancia que merece e incluso en más de una ocasión nos hace parecer frívolos porque hacemos eso mirar para otro lado. 

A fuer de ponernos melodramáticos ¿es posible que aún siendo ya tan insensibles encontremos algo que nos remueva corazón y conciencia?  Pues debo decir que sí.

Así pues paso a relatar que es eso que me ha calado tanto....

Nos situamos en el día, domingo de hace una semana, 27 de Septiembre, temporada de setas, en casa somos apasionados por las setas, tanto más buscarlas que comerlas.

Tanto es así que para llegar a donde vamos tenemos que madrugar un poquito, a las 5 de la mañana todos en pie, nos espera un día estupendo, en familia, mi marido, mi hija y mi yerno, mi hijo y yo, la consabida tortilla de patatas, el termo de café, el bocadillo de media mañana, en fin ya os hacéis una idea, setas no sabemos si vamos a encontrar pero parafernalia la llevamos toda, incluyendo -cómo no- las cestas y navajas al uso.

Bueno, llegados al sitio comenzamos a movernos por las laderas en busca de los preciados tesoros y casi nos da  igual la variedad siempre que sea comestible, que llevamos ya tantos años de exploradores boletaries que nos sabemos cada pino, cada recodo y cada de todo.

Desde hace unos años en lugar de las terneras criadas en semi libertad en los pastos de alta montaña, los que pastan son yeguas en ocasiones con sus potrillos, disfrutando de los días otoñales y de los pastos verdes y húmedos por el rocío nocturno.

Entre una y otra ladera nos cruzamos con una yegua enorme, tan grande y con una barriga descomunal que una no sabe si es que la raza es así o es que está preñada de otro potrillo. Porque lo que es esbeltas no son esas yeguas, son como la foto que os pongo. 


Lo que sí tengo claro es que la yegua con la que nos dimos de cara era la jefa de la manada, de tanto en tanto mientras pastaba nos vigilaba, no nos quitaba ojo, a pesar de que debió darse cuenta de que éramos totalmente inofensivos.

Aún y así iba relinchando y dando avisos al resto de la manada que se hallaban más abajo en un bebedero.

Nos quedamos mirando como se marchaban de la charca según nosotros nos acercábamos a ella y comentábamos la belleza de tales animales, eran no sé unas cuantas, quizá 5 o 6 yeguas adultas y 2 o 3 potrillos. Nos miraron y decidieron que no les importábamos, así pues siguieron su camino ladera arriba.

Apenas pasaron unos minutos cuando de un camino adyacente sentimos el galopar alocado de unos cascos y a poco nos aparece un potrillo similar a los anteriores, corriendo desbocado, totalmente enloquecido y relinchando sin parar, dejando traslucir en su relincho un gemido que erizaba la piel.

bajó el camino como digo desbocado, recorrió el prado dando cabezadas arriba y abajo, subió a la carrera por otro camino hasta perderse de vista que no de oído. Aún tardó algún que otro minuto más en sentirse la respuesta de la madre, no la vimos volver en ningún momento aunque estaba integrada en la manada que acabábamos de ver, lo que sí se oyó claro y fuerte fue esa respuesta al hijo perdido.

Volvió el cachorro en su carrera a pasar por delante de nosotros, yo creo que sin reparar en ello, en busca de su madre, ya con un relincho más suave como de conocimiento y entendimiento de "te he encontrado madre, ya sé dónde estás"

Nos dejó mudos un segundo y al siguiente se desataron las lenguas comentando la desesperación del animalillo al saberse sólo e indefenso en tan basto espacio.

No he podido quitármelo de la cabeza, es una imagen de esas que se quedarán grabadas a fuego en la memoria. 

No sé explicarlo mejor pero esos segundos representaron como pocas veces la desesperanza, el miedo, la soledad.... y eso teniendo en cuenta que son animales que casi nada más nacer se ponen de pie y a correr.

Dimos vueltas, recorrimos caminos, cogimos setas.... pero este día será recordado por siempre con "os acordáis del potrillo que había perdido a su madre..."