sábado, 30 de septiembre de 2017

EL EGO

Ayer compartí una sesión de meditación con otras personas, muy especial esta vez porque también estuvieron mis hijos. De alguna manera compartes una conexión espiritual y es altamente relajante y te hace mirarte en tu interior.

La meditación de ayer era acerca del EGO, dirijida por Elisabet de "Tu punto de Luz"

No he estado en ninguna otra meditación con lo cual no puedo comparar con nada, sólo sé que a mi me gusta, me siento feliz y relajada. 

Ha sido mi segunda meditación y estoy empezando a ver cosas, es decir, dejando que mi  lado consciente me abandone por unos instantes y sea mi espiritualidad o mi lado inconsciente quien me guíe. 

Ayer descubrí que hay tres EGOS, el ego negativo, el ego positivo y el no ego, y que cada persona es dominada por ellos en diferente grado lo que también afecta de modo distinto a cada uno de nosotros. .
Mi ego negativo es poderoso, es mi freno a la realización personal, es esa vocecita interior que siempre te está diciendo al oído "no lo conseguirás, no tienes valor, no puedes con ello, nadie te apoya o no tienes suficientes apoyos ni energía y así hasta el infinito...."

Mi ego positivo es "blandito" su energía .... limitada, sí que con una vocecita suave me dice que puedo, que si lo intento con ganas saldré adelante, que retos mayores he conseguido etc.... pero ¡tantas veces esa voz acaba apagándose! 

Mi no ego es mi corazón, que me guía y me dice "tú puedes" y no me dice cuándo ni cómo, no me limita ni en el tiempo, ni en la razón, ni en el cómo, simplemente me impulsa a seguir intentándolo y que algún día cuando lo consiga me sentiré más plena y feliz. 

Debo trabajar para detectar mi ego negativo y conseguir anularlo, que se quede en segundo plano y que no tenga importancia porque mi corazón es más fuerte y no me impone nada. 

Por último, una vez acabada la sesión, todos los participantes comentamos nuestras sensaciones y nuestra maestra Elisabet nos orienta sobre lo que hemos vivido y nos anima a estudiarnos y avanzar. 

Todos oímos la misma meditación dirigida, sin embargo las explicaciones y sensaciones fueron tan dispares que me asombraba cada vez más al escuchar los diferentes enfoques de cada uno. 

Finalizamos la sesión imaginando que estamos en la playa, un espacio abierto, un atardecer, pues aquí las vivencias fueron aún más distintas. 

Hubo quien se zambulló en el agua, quien sintió una soledad insoportable, quien se encontró con su yo interior, quien se lanzó al mar desde un acantilado, quien buceó buscando los últimos rayos del sol bajo el agua, yo personalmente imagino una playa larga caminando por su orilla pero con guijarros pequeños que producen un delicioso sonido cuando rompen las olas suavemente. 

Todo tiene un tiempo, un motivo, un porqué y me siento en paz conmigo misma.

Namasté.