martes, 4 de febrero de 2014

Fruta Confitada

Mi pasión por lo dulce viene de lejos y la experimentación también.

Recuerdo especialmente una tarde de verano, debía tener 7 u 8 años, y a través de la nebulosa de la memoria me llegan las voces ..... la mía diciéndole a mi madre que íba a hacer "nocilla" como en el anuncio de la tele.... y la de mi madre cantándome los ingredientes pero sin venir a ver qué hacía.

Mi madre debía estar en la cocina o en el lavadero con mi abuela, y por aquél entonces los niños no éramos tan peligrosos o incluso tenía poca importancia un chichón o un hueso roto, más bien al contrario era motivo de orgullo en el cole delante de los compañeros.

Poneos en situación, nací en 1963 por lo tanto el experimento debió ser en 1970-1971, la televisión en blanco y negro, sólo dos canales (la 1ª y la UHF) y toooooooodo lo que salía por la tele era verdad, aún no había subtítulos del tipo "simulación por ordenador" o "muñecos animados", tampoco de avisaban del precio "más de 5.000 ptas." , hay que me voy de lo que quería explicar.

Es decir que las muñecas que andaban, no andaban.

Los Clicks no trabajaban en la granja ni los geyperman invadían nada si no los movías tú.

Así pues, si en la tele salía un mortero en el que íban echando los ingredientes (leche, cacao, avellanas y azúcar), ¿recordais la cantinela? y al final te enseñaban el vaso de cristal lleno de crema de nocilla, pues yo también lo haré en casa.

Con aquello de poneros en situación que comentaba antes,

Mesa camilla, de pinche mi hermana Marga, un mortero (de aquellos amarillos de toda la vida), la mano de mortero y ... los ingredientes.

El primer ingrediente bien, el segundo bien, cuando llegamos a las avellanas os podeis imaginar la que lié, ja ja ja ja ja. Las avellanas volaron por los aires, la leche con colacao volcada por la mesa y el suelo, el mortero roto, mi madre hecha un basilisco por el destrozo y no puedo ni imaginar la cara que se nos debió quedar a mi hermana y a mí cuando no conseguimos aquello que por la tele parecía tan fácil.

Años más tarde, ya con 19 o 20, me volvió la vena dulcera y empecé a hacer bizcochos (que si el de yogurt, el genovés, el de mármol) en parte para conquistar por el estómago a mi novio David (qué paciencia tenía conmigo y con mis salidas de tono) que estóicamente soportaba cada magdalena gigante que hacía, o cada volcán con el centro crudo o .....

Os juro que yo lo intentaba, pero me faltaba mucho por aprender y además el horno de gas tenía mucha personalidad y horneaba lo que quería y como quería.

Hayyyy que se me va la cabeza y desbarío, en fín que lo que quería decir desde el principio es que estoy haciendo mis primeros pinitos en el mundo de la fruta confitada.

En parte a raiz de no encontrar stock de ellas en Reyes para decorar el Roscón.

Aquí las teneis, espero que os gusten.


El siguiente paso será bañarlas con chocolate.
¡Uhmmmmmm qué ricas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario