lunes, 11 de noviembre de 2013

RETO A.E.C.C.

Y efectivamente eso ha sido, todo un reto como persona, hacia mis habilidades como repostera, por la confianza que Marisa depositó en mí......y tantas otras cosas.
 
Recibí el encargo de hacer CIENTO CINCUENTA (sí habeis leído bien 150) galletas para la cena benéfica de la Asociación Española Contra el Cáncer A.E.C.C.
 
Después de muchas vueltas al final tuve claro lo que íba a hacer y manos a la obra, preparé una pequeña muestra para que la comisión diera su aprovación. Les gustó la idea y la presentación que ideó Marisa y entonces sí fue el pistoletazo de salida para comenzar a preparar las galletas.
 
Es decir, 1 semana para preparar masas, dar forma, hornear y decorar una a una las 162 galletas que salieron al final. Ha sido una semana de locura con galletas, palitos, fondant por todas partes, herramientas y un aroma a vainilla por la casa que yo ya ni huelo.
 
Y a las pruebas me remito


mi sufrida mesa del comedor ha estado así casi toda la semana.
 
Pero, ha valido la pena mil por mil. Satisfacción personal a tope por haberlo conseguido, por el resultado final, porque a pesar de ser un trabajo monótono en el sentido de que todas son iguales en cada una he puesto ilusión y ganas y trabajo y esperanza en que otro futuro personal puede ser posible.
 
Peroratas aparte, aquí os dejo algunas fotos que ilustran la magnitud del evento. 




Galletas decoradas

Aquí ya embolsadas

Las primeras que entregué para la prueba.
 

 
Aquí se ven un poco mejor (un poco de publicidad subliminal por aquello del marketing)



Una pincelada de la siguiente entrega (y no están todas que falta una tercera caja)





 Vista general del Salón donde se celebró la cena, Casino de Sant Andreu de la Barca.
 
A partir de ese momento, con todos los centros en las mesas y las galletas esperando a los comensales (sin que ninguna se apeara de su palito), es cuando pude relajarme.
 
Agradecimientos : a Marisa por depositar en mí su confianza para este evento en el que yo debía quedar bien, pero quien daba la cara era ella y por eso tenía que dar el 120 % en el trabajo, para no defraudarla.
 
a David, mi sufrido marido que a pesar de ver todo por en medio no me recrimina y además se preocupó en todo momento porque me diera tiempo a terminarlo todo.
 
a Natalia por su habilidad con el ordenador que fue la artífice de la etiqueta identificativa del Rebost sin la que no tendría imagen corporativa (que petulante me ha quedado eso de corporativa)
 
a esa persona desconocida que un día puso un diseño de galletas que yo también he utilizado. Gracias.
 
Y en fín, gracias a todos, hijos, padres, hermanos y suegros, amigos que me apoyais, me seguís y preguntais ¿cómo va todo? y sólo eso ya me da ánimos para seguir. 
 
Gracias.

6 comentarios:

  1. Prepárate para otras 150, guapa!!!!

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  2. Allá voy que ahora ya tengo experiencia, jajajaja

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  3. muy bien Celia! me alegra que todo vaya viento en popa, un abrazo

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    1. Hola guapa, ¡qué pocos comentarios te pongo por no decir ninguno! Tengo que reparar este desaguisado porque seguirte te sigo siempre y veo todas las entradas que pones. Te agradezco tus comentarios como siempre constructivos.

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  4. Felicidades! Creo que gracias a esas galletas has conseguido al menos una clienta más :)

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    1. Gracias Anónimo, me alegra de que de alguna forma te hayan gustado, porque las probaste, porque te gustó el diseño o por la causa en sí. Un saludo.

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