sábado, 23 de febrero de 2013

Nieeeeeeveeeee

No hay ruido o más bien es que se oye el silencio.
Cuando nieva, el lento descender de los copos parece ir acompañado de una calma majestuosa en parte, supongo, que es porque no se mueve un ápice de aire y la nieve cae como una hoja de papel meciendose hasta llegar al suelo.
Debe haber estado nevando toda la noche vista la cantidad acumulada esta mañana y como no es habitual verla aquí, o al menos no la vemos cada año pues el año que toca es una maravilla.
Es como volver a ser niño porque te hace sentir así, como cuando vas con tus hijos a la cabalgata de reyes y te afanas en coger caramelos aunque luego ni tu los comes ni dejas que tus hijos los coman por miedo a las caries y a la factura del dentista.
Hay situaciones o cosas que en determinados momentos de retrotraen a la infancia, y la nieve es una de esas cosas.
No hago sino mirar por la ventana de esta mañana de sábado para comprobar a cada instante que esa nieve blanca y sin mácula (tan distinta de las situaciones y noticias del día a día donde ya nada es blanco ni puro) continúa deleitando mis ojos y mis sentidos.
Espere que se cumpla el dicho "año de nieves, año de vienes".
 
 
Lo mismo os deseo. Feliz y nevado día.

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