martes, 24 de diciembre de 2013

Navidad, Crónicas de

De como una palabra te eleva a las alturas o te hunde en la más absoluta de las miserias del alma.
 
Oir hablar de Navidad nos transporta automáticamente a nuestra niñez, son bellos recuerdos, de cuando nuestra vida giraba en torno a ninguna obligación como no fuera la de ir al colegio, jugar en la calle, etc....
 
Te vuelves sentimental y rememoras detalles, olores, situaciones y te das cuenta de golpe de los años vividos, te das cuenta de que te has hecho mayor, muy mayor, porque cada vez recuerdas más cosas y más detalles y así un año detrás de otro, sin pausa y sin tregua.
 
Recuerdo dos detalles con mucho cariño, uno de esos recuerdos es de una nochevieja que mis padres salieron de fiesta y como algo absolutamente extraordinario, mis abuelos nos dieron a mi hermana y a mi, un vasito verde como un chupito, con Quinito (Quina San Clemente o similar) para brindar por el año nuevo delante de ese gran invento ¡La Televisión! muy probablemente no sucedieran las cosas como yo las recuerdo porque debía tener apenas unos 6 o 7 años pero a pesar de eso el recuerdo es siempre amable y me produce ternura habida cuenta de que mis abuelos hace muchos años que faltan.
 
Mi otro recuerdo dulce de Navidad me remite a una noche de Reyes que bien pudiera ser 1 o 2 años después a lo sumo. Mi hermana y yo nos levantamos de madrugada excitadas por si de verdad los Reyes Magos habrían pasado por nuestra casa y cuando llegamos al comedor ¡NO HABIA NADA! qué desilusión más grande para dos niñas de esa edad. Imagino que por nuestra pequeña cabeza debieron pasar imágenes de trastadas pasadas y algún que otro berrinche o mal comportamiento en casa o deberes no hechos en el cole o  ............ y por eso el castigo de no tener regalos la noche de Reyes. ¡Ahhhhh, pero es que los Reyes Magos ese año tenían ganas de jugar y escondieron los regalos debajo de la mesa del comedor!
 
No sé cuánto debimos tardar en darnos cuenta, sin embargo si recuerdo que cogimos uno de los regalos "La Imprenta de Mickey" y nos metimos en el cuarto de baño (las dos ¡qué peligro!) a jugar con él. Se trataba de unos tampones de goma intercambiables y una almohadilla con tinta azúl. De cómo quedó el baño y sobre todo la tapa del WC, daría mejor crónica mi madre que no sé cómo no nos mató esa mañana al ver el estado de la misma, jajajajaja
 
Tampoco creais que eran tantos los regalos, la economía de los años 60 del siglo pasado no daba para mucho, además se compartían con los hermanos como la famosa muñeca andadora tamaño casi natural que andaba cuando la cogíamos entre las dos y la llevávamos por la calle. ¡Vamos que ni andaba ni nada y además era una muñeca para las dos, no una para cada una! y más feliz no se puede ser, os lo digo de corazón.
 
Han pasado muchas Navidades, unas más felices que otras y alguna que otra infeliz, a pesar de lo cual sigue siendo un tiempo especial.
 
Las primeras Navidades pasadas en Roda de Bará cuando preparamos las cena de Nochebuena con una alegría inusitada porque eran las primeras que mi hermana y yo ya estábamos casadas, que preparamos toda la familia en conjunto (con mis padres y mi hermano pequeño) y ¡hasta nos vestimos de gala para cenar!, jajajaja como ha ído deteriorándose el tema, seguimos preparándolo igual pero ahora como tengamos puesto el chándal o el pijama ni nos cambiamos ¡Viva la comodidad de comer langostinos en pijama!
 
Lo que ha ído variando con el tiempo es que la familia ha ído creciendo y donde antaño (en Roda de Bará) empezamos siendo 7 hoy somos 15.
 
Se han incorporado hijos, sobrinos, cuñada y por último mi yerno.
Por orden (de aparición), Nerea, Elisabeth, Carles, Paula, Gerard, Gemma, Aina y Fran.
 
Bueno, como os decía, recuerdos de toda índole desde llantos de bebés que no se duermen, de bebés que debieron ser y no fueron, de personas que ya no están con nosotros..... pero que llenaron nuestras vidas y corazones cuando estaban, de regalos inesperados y otros esperados y que no se hicieron realidad, recuerdos de malentendidos y reconciliaciones, de abrazos y risas, de llantos y cantos, de aguinaldos (si nos cantais los villancicos, claro) y de promesas.... este año cenamos pronto y nos vamos a la misa del gallo......promesas incumplidas, porque vestirse después de cenar con el pijama y emperifollarse por el qué dirán.....que traducido es "no vamos a la misa del gallo por enésima vez" y seguimos tan tranquilos la tertulia ya sin niños y entre turrón, cava o algún licor y risas van y risas vienen volvemos a pasar otra navidad.
 
Espero que la vuestra sea también una Navidad así a secas porque para cada uno será diferente o especial o sentimental o alegre o triste o abundante o escasa o ...... en cualquier caso sed felices.
 

2 comentarios:

  1. Que bonito Celia! Me ha encantado y por unos minutos han corrido por mi mente instantes de mi juventud entre hermanos, regalos y risas y como dices; entonces no habia tanto! Uno si tenias suerte y solamente si te habias portado muy bien!! Afortunadamente aun siendo extranjera nos reunimos todos en Navidad y hasta ya se empieza haber biznietos de mis padres en moiseses por el salon... La vida sigue y hay que disfrutar a tope de ella

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    1. Pues claro Anna, la vida se compone también de estos bellos recuerdos. Besos y Felices Fiestas.

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